Fatiga y Disnea en la agonía: Disnea pulmonar
Fatiga
La fatiga es uno de los síntomas más comunes del final de la vida y por lo general aumenta su prevalencia e intensidad según el paciente se acerca a los días finales de vida.
La fatiga en la Etapa Final de la Vida (EFV )es multidimensional y su fisiopatología subyacente es poco comprensible. Podría estar relacionada con el letargo, la debilidad y los trastornos de sueño.
Los puntajes de la Palliative Performance Scale también disminuyen rápidamente durante los últimos 7 días de vidas. No se han llevado a cabo estudios clínicos en pacientes con solo días de esperanza de vida.
El metilfenidato puede ser útil en determinados pacientes con una esperanza de vida de semanas.
Disnea
La disnea describe una respiración dificultosa o jadeante. Es uno de los síntomas que mayor aflicción causa entre los pacientes y con frecuencia aumenta en la medida en que se acercan las últimas semanas y días de vida.
La prevalencia de la disnea en los adultos diagnosticados con cáncer varía de 21 a 90 %, y se correlacionó con cáncer de pulmón y enfermedad avanzada. La disnea puede predecir una supervivencia corta.
Disnea pulmonar
La disnea pulmonar es una sensación de dificultad para respirar que se origina en los pulmones debido a diversas afecciones respiratorias. Esta condición puede estar asociada con enfermedades como el asma, la neumonía, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) y la fibrosis pulmonar, entre otras.
Los pacientes que experimentan disnea pulmonar suelen describir una sensación de opresión en el pecho, respiración rápida y superficial, y la incapacidad de llenar completamente los pulmones de aire. La disnea puede ser aguda, apareciendo de manera súbita, o crónica, cuando se presenta de forma persistente o recurrente.
El tratamiento de la disnea pulmonar depende de la causa subyacente. En algunos casos, el uso de broncodilatadores, esteroides o antibióticos puede ser necesario para aliviar los síntomas y tratar la afección de base.
Además, se pueden recomendar cambios en el estilo de vida, como dejar de fumar, evitar alérgenos o realizar ejercicios de respiración, para mejorar la función pulmonar y reducir la frecuencia de los episodios de disnea.
Etiología de la disnea
La etiología de la disnea es, por lo general, una enfermedad maligna en estado avanzado, aunque otros factores de riesgo incluyen ascitis, enfermedad pulmonar obstructiva crónica, desacondicionamiento y neumonía.
La disnea se presenta cuando:
- Se necesita realizar un esfuerzo respiratorio mayor para vencer la obstrucción o una enfermedad restrictiva (por ejemplo, efusiones tumorales o pleurales),
- Se requiere una mayor cantidad de músculos respiratorios para mantener una respiración adecuada (por ejemplo, por debilidad neuromuscular o caquexia)
- Hay un aumento en la necesidad de ventilación (por ejemplo, por hipercapnia o acidosis metabólica).
Las intervenciones intensivas como la toracentesis para tratar causas presuntamente reversibles podrían ser apropiadas o no; primero se debe tomar en cuenta el pronóstico, las metas de cuidados y la logística.
En la etapa final de la vida, muchos pacientes podrían estar confundidos, lo que torna la disnea más problemática. Las medidas objetivas como la frecuencia respiratoria, la saturación de oxígeno y el uso de los músculos accesorios tienen poca relación con la sensación subjetiva del paciente de disnea.
Los cuidadores podrían proveer una respuesta indirecta. La Respiratory Distress Observation Scale se implementó para aquellos pacientes que no podían dar un autoinforme; sin embargo, la correlación de la expresión del paciente con la disnea fue débil a moderada.
Los principios y prácticas para aliviar la disnea en los pacientes con días de vida son similares a las de los pacientes con esperanza de vida mayor.
Fármacos para la disnea
Los opiáceos, mediante administración oral, intravenosa o subcutánea, se consideran la opción de primera línea. A los pacientes con manifestaciones de broncoconstricción se les puede administrar broncodilatadores.
- En los pacientes sin contraindicaciones claras se podría tomar en cuenta el uso de corticosteroides.
- Los pacientes con hipoxemia se pueden beneficiar del uso de oxígeno complementario.
- Los pacientes con disnea grave e insuficiencia respiratoria hipoxémica o hipercápnica, podrían requerir una presión positiva de dos niveles en las vías respiratorias o un flujo alto de oxígeno, lo que representa alternativas no invasivas a la intubación o la ventilación mecánica.
- Los antibióticos podrían proveer alivio de las fuentes infecciosas de la disnea; sin embargo, el uso de estos fármacos debe ser congruente con las metas de cuidado de un paciente.
- Si el paciente presenta broncoespasmo junto con la disnea, los glucocorticoides o broncodilatadores pueden ofrecer alivio. Los broncodilatadores se usan con cuidado debido a que pueden aumentar la ansiedad, lo que conlleva una peor sensación de disnea.
En situaciones poco comunes, la disnea puede ser resistente a todos los tratamientos descritos anteriormente. En estos casos, se puede indicar la sedación paliativa, con el uso de benzodiazepinas, barbitúricos o neurolépticos. De hecho, la disnea resistente al tratamiento es la segunda indicación más común de la sedación paliativa, luego del delirium con agitación.
Información del autor
- Instituto Nacional del Cáncer “Etapa final de la vida (PDQ®)–Versión para profesionales de salud fue publicado originalmente por el Instituto Nacional del Cáncer”.
Última actualización: [13/08/2024]